Cada vez más comunes, los ataques piratas han provocado la reacción de la industria, que le pide al Gobierno mexicano intervenir directamente para frenar los saqueos en la zona del Golfo de México, asediada en las últimas semanas.
Por Ashley Pechinsky
Ciudad de México, 3 de agosto (InSight Crime).– Tras una seguidilla de ataques a las plataformas petrolíferas en el Golfo de México en lo corrido de 2021, la industria naviera están demandando protección y mayor presencia de la Marina mexicana.
Según varias notas, de los medios mexicanos, los últimos ataques ocurrieron el 19 de julio, cuando ocho atacantes abordaron la plataforma petrolera de Sandunga, de propiedad de la mexicana Goimar. Los piratas hicieron tiros al aire y comenzaron a saquear la plataforma, mientras retenían a la tripulación en una zona de seguridad.
Como en muchos de estos ataques, entre los artículos robados había equipos de respiración, cascos de buceo con cámaras, equipos de protección, aparatos de comunicaciones y las pertenencias de los empleados. Según los medios, los trabajadores llamaron de inmediato a la policía para denunciar a los piratas, quienes llegaron en un barco que se identificaba como si hubiera zarpado del estado de Tabasco.
Pero las autoridades no llegaron hasta después de cuatro horas. Este incremento de la piratería ha motivado llamados a que México brinde mayor seguridad en el Golfo de México.
Pocos días después del ataque, la Federación Internacional de Trabajadores de la Industria Transportadora (FIT) ya había dirigido una carta a la Secretaría de Marina (Semar), exigiendo patrullas regulares en barco y helicóptero y nuevas zonas especiales de vigilancia con monitoreo permanente en video y radar.
La carta incluso demandaba que se construyeran nuevas bases de la Marina para ayudar a detener a los piratas. La FIT también pidió que se equiparan todas las embarcaciones y plataformas con sistemas de vigilancia y grabación.
Desde 2015, México ha registrado 88 ataques de piratas a la infraestructura petrolera en el Golfo de México, 20 de ellos en 2020. La FIT dice que ese número es mucho mayor, y los registros muestran un récord de 180 ataques solo en 2019, como informó el New York Times.
Análisis de InSight Crime
A pesar de las docenas de ataques, ha habido una respuesta poco proactiva del gobierno hacia las compañías involucradas. Según un informe de Oceans Beyond Piracy, esto se debe a una serie de factores, entre ellos el temor de represalias financieras, malos registros de seguridad y retrasos en los embarques.
En 2019, el gobierno mexicano anunció que instalaría una nueva base naval, además de una estación de búsqueda, rescate y vigilancia en el puerto cercano de Dos Bocas, en el estado de Tabasco. Pero los tiempos de respuesta siguen siendo bajo. Las autoridades siguen tardando al menos dos horas para responder a los ataques de piratería. Y muchos tiempos de respuesta son aún más largos, según un informe de la World Maritime University.
Las autoridades locales han sido incapaces de reforzar de manera permanente la seguridad en el Golfo de México, a pesar de la frecuencia de los ataques, según halló el mismo informe. La amenaza que representan los piratas ha escalado al punto que Panamá y Estados Unidos han enviado advertencias a las embarcaciones para que refuercen las condiciones de seguridad al navegar en el Golfo de México o que eviten la zona en la medida de lo posible.
Las preguntas sobre cómo reforzar la seguridad se están gestando. En 2019, en una entrevista con InSight Crime, Lee Oughton, COO de la gestora de riesgos Fortress Risk Management, afirmó que los episodios de piratería en aguas mexicanas eran mucho menos comunes que en Nigeria y Somalia, y que las empresas aún no veían la necesidad de contratar seguridad privada.
Esto podría estar por cambiar. En una entrevista con Forbes, Rockford Weitz, director de Maritime Studies de Tufts University explica que “cientos de barcos petroleros cargados de crudo y de producto refinado pasan anualmente por el Golfo de México en tránsito hacia y desde las refinerías de Texas y Louisiana”. Según Weitz, estos barcos no tienen capacidades de defensa, lo que los obliga a dejar su protección en manos de la ya sobrecargada Guardia Costera de Estados Unidos.
Con un aumento del número de ataques piratas en la parte sur del Golfo de México, solo es cuestión de tiempo antes de pasar a aguas estadounidenses. Aún después de años de ataques, es poco lo que se sabe de los piratas, incluidas sus identidades y su grado de organización. No se han encontrado nexos con grupos criminales más grandes. Pero Oughton comentó que los piratas sabían exactamente qué robar y tenían conexiones claras para traficar con el petróleo y los equipos robados, incluidos dispositivos de comunicaciones, instrumentos de navegación, motores, reflectores potentes, equipos de perforación y maquinaria de bombeo.
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